HISTORIA Y CURIOSIDADES DEL MOJITO
HISTORIA Y CURIOSIDADES DEL MOJITO
Cuentan que a finales del siglo XVI, el afamado corsario inglés Sir Francis Drake preparó la primera versión conocida de una bebida que llevaba aguardiente (ron crudo, sin envejecer) de baja calidad, con azúcar, lima, menta y otras hierbas. El aguardiente aportaba calor, el agua diluía el alcohol, la lima combatía el escorbuto (deficiencia de vitamina C, enfermedad típica de los marineros de entonces que pasaban meses en la mar sin tomar fruta fresca), la menta y las hierbas refrescaban, y el azúcar permitía digerir esa mezcla.
En la década de 1860, la producción de ron ya era mucho más refinada y se añejaba, lo que daba un ron de mejor calidad.
Éste sustituyó al Aguardiente, y lo que ya en Cuba se conocía como Draquecito se rebautizó como "Mojito", antes aún de su popularidad por Ernest Hemingway quien lo bebía diariamente en La Bodeguita del Medio y donde primero se empezó a comercializar.
La hierbabuena surge del cruce entre distintos tipos de menta, de manera natural, dando lugar a una nueva, con un mejor aroma y robustez distinta. El hielo tiene como en el caso del Gin Tonic su "intríngulis". En La Bodeguita del Medio se usaba antaño hielo entero. En Cuba en los años 1930 el hielo lo servían en piedras, entero. Más tarde, al universalizarlo se empezó a usar el hielo picado, entre otras cosas para que funcionase como filtro y que las hojas se mantuvieran al fondo y no molestaran en la boca. Por cierto, la mayoría mastican la hierbabuena para mejor deleite.
Hemingway habrá sido el primero que hizo conocido al Mojito, pero no por eso se convirtió en un trago tan popular. De hecho, hace apenas 15 años pocos lo bebían. Su fama mediática creció esta vez de la mano de Hollywood y, cuando no, de James Bond. En Otro Día para Morir (2002), Pierce Brosnan ofrece en un hotel cubano un Mojito a la sexy Halle Berry, quien dice, con picardía: "Me podría acostumbrar a su sabor". Si bien es algo exagerado adjudicar la moda de este cóctel sólo a la película, lo cierto es que por aquellos años se dieron varios hechos en simultáneo, en especial el auge del ron (sumando al Daiquiri) y la búsqueda de cócteles suaves y aptos para todo público. Distintos elementos que confluyeron a su actual fama.
Su historia tiene lecturas políticas y sociales. El Mojito encuentra sus raíces en la Ley Seca norteamericana. Uno de los bares más populares donde se bebía Mojitos en Cuba era el Sloppy Joe, abierto por un inmigrante gallego, José Abeal Otero, quien vio en la prohibición de vender alcohol en EE.UU. una oportunidad de negocio. Así, Sloppy Joe se convirtió pronto en el favorito los grandes nombres de Hollywood, que escapaban al cepo alcohólico de su propio país en la paradisíaca isla cubana. Por allí pasaron Richard Dix, Clark Gable, Spencer Tracy, Alice Faye, Tyrone Powers, John Wayne y el propio Hemingway, entre muchos otros.
Decir Bacardi vs Havana Club es como decir River-Boca, Dempsey-Firpo, Sarlo-Barone o Pamela David-Amalia Granata. Las razones de esta rivalidad son complejas. Hoy, ambos se declaran el ron perfecto para el Mojito. Analicemos un poco esta afirmación. A principios de siglo XX, Bacardi era sinónimo del ron cubano, definiendo su estilo ligero, suave y bebible. Luego de la revolución de 1959, la empresa fue nacionalizada y la familia Bacardi dejó la isla. En ese momento, el liderazgo cubano lo asumió Havana Club. Así, hay dos verdades en pugna: por un lado, una verdad histórica (Bacardi tiene razón al decir que fue el ron original del Mojito); por el otro, una verdad geográfica (Havana Club tiene razón al decir que es hoy el verdadero ron cubano). De todas maneras, lo más importante es lo que dice cada paladar. E, incluso más allá de estas dos empresas, hay decenas de buenos rones en todo el Caribe, geniales para un Mojito. La regla estándar: usar rones ligeros, traslúcidos, con añejamientos breves. Un ron oscuro de varios años romperá el equilibrio de sabores.
Se suele decir que el Mojito lleva menta. Pero no siempre se aclara que debe ser un tipo especial de menta que se denomina hierbabuena. La hierbabuena es muy aromática, de hoja mediana, algo más dulce y menos picante que, por ejemplo, la menta piperita. La diferencia puede sonar pequeña, pero es enorme.
El bitter. La idea no es incurrir en grandes reversiones, pero tal vez la principal y más efectiva modificación que acepta el Mojito es un par de gotas de Angostura Bitters para saborizar al final. Si bien hay detractores, también hay muchos fanáticos de este agregado. El amargo elaborado en Trinidad y Tobago sumará complejidad, aromas especiados y ese toque único a cardamomo que lo hace perfecto en la coctelería.
Los “sí”: sí a usar almíbar en lugar de azúcar en la receta. Esto ayuda, justamente, a no romper la menta, y evita el azúcar residual en el fondo del vaso. Sí a ser generosos con el chorro de soda que se agrega al trago. Muchas veces uno cree que la soda solo es para amarretear la cantidad de alcohol, pero esto no tiene por qué ser así. Un buen Mojito (como pasa en una gran mayoría de los cócteles) lleva 2 onzas (60 ml) de ron. Lo ideal es sumar luego una cantidad similar de soda. La cantidad de ron será la misma, pero el trago final será más fresco y rico. Un último sí: usar bastante hielo roto, ya que el Mojito es un trago caribeño que debe estar bien frío y combatir los calores del verano.
Los "no": Jeffrey Morgenthaler no sólo es un gran bartender mundial, sino un gran comunicador. Y en su blog jeffreymorgenthaler.com advierte sobre algunos ítems a evitar a la hora de hacer un Mojito. Entre ellos, nunca pedirlo cuando hay cola en la barra, ya que es un trago que requiere tiempo para estar bien hecho. Por la misma causa, no es buena idea pedirlo en discotecas, cadenas de restaurantes y barras de dudosa calidad. El mojito, más allá de su popularidad, es uno de esos tragos que requiere un bartender con ganas de trabajar y las materias primas correctas. A estos dos consejos se le debe sumar:
1) jamás pedir un Mojito frozen, signo absoluto de mal gusto y debilidad.
2) Nunca machacar la menta, sino apenas apretarla suavemente (incluso se puede hacer con cuchara), ya que queremos evitar que las hojas se rompan, desparramen la amarga clorofila por el líquido, y estar luego comiendo pedacitos de hierba. Un último no: muchas recetas recomiendan machacar también la rodaja de lima en el trago. No lo hagan. Para eso, pidan una caipirinha.
El refinamiento y la popularidad es tal que podemos encontrar esta bebida ya preparada en botellas con toda la mezcla ya hecha, incluso podemos encontrarla en botellines individuales listos para su consumo.También podemos encontrar dicho sabor en productos tales como chicles, helados, sorbetes, caramelos y hasta unas Lays… Que acercan este sabor de la coctelera con alcohol a todo el publico, su tono dulce de la azúcar y el refrescante de la menta y lima hacen de este un producto muy consumido sobretodo ahora en verano.La adaptación de este sabor a productos mas dulces y sin alcohol permite el consumo de todo el publico, sobretodo al que no quiere consumir esta bebida debido a su contenido alcohólico. Tampoco es raro encontrar adaptaciones del cóctel original sin alcohol.